en la otra orilla de la noche
el amor es posible
-llévame-
llévame entre las dulces sustancias
que mueren cada día en tu memoria.
(Alejandra Pizarnik)

VIII

cada día mueren entre mis labios
las palabras que gritaría
y que no puedo gritar-
los reproches mudos,
las súplicas amargas,
las verdades que duelen
y que no se puede decir ni en voz baja-
le gritaría a la luna
si no supiera que su indiferencia
me dejará tan vulnerable y desconcertada
que tardaré días en recoger
los pedazos de mis desilusiones
y que puede que alguno se pierda
y que lo eche de menos el día menos pensado
y no sea capaz de encontrarlo
ni de recordar dónde guardé las lágrimas que no derramé
ni las cosas que no supe donde esconder-
y hay noches que tengo miedo
de que las palabras se me enquisten dentro
y que se pudran
y me amargen el mirar
y olvide como pronunciar determinadas cosas-
y siento que me pierdo,
que me ahogo en el pozo de los deseos,
porque aunque de sobra sé que nadie se merece nada
y que toda reivindicación personal
roza el absurdo mas absoluto,
siento que si no me deletreo
un día de estos,
corro el riesgo de olvidar las letras que componen mi nombre
y lo que cada una solía significar...